María Carolina Pizano, hija del fallecido ingeniero que descubrió originalmente la corrupción del consorcio Odebrecht-Aval y hermana de Alejandro, muerto por envenenamiento, pasó del hermetismo absoluto al activismo público para reivindicar la tarea ignorada de su padre cuando investigó inútilmente los contratos falsos y los sobornos en esa constructora. Estremecedor relato de lo que han padecido ella, su madre y su hermana. Por: Cecilia Orozco Tascón Si me lo permite, comienzo por algo personal: usted y su hermana Juanita han hecho público un detalle que me asombra: el incumplimiento de uno de los grupos económicos más poderosos y ricos del país, en lo que para ese conglomerado debe ser una obligación pequeñísima: el pago del trabajo de su padre y la indemnización por el despido abrupto del que fue objeto. ¿Eso es así? Sí. Recuerdo con dolor que mi papá llegó a casa el día que lo despidieron y nos dijo que lo habían echado como a un perro; estaba muy decepcionado porque nadi